31 de mayo de 2007

Navegar por tu cuerpo

Déjame navegar del norte al sur de tu cuerpo diminuto. Quiero ir a la fragua oscura de tus cabellos recogidos y beberme el vino oscuro de tus ojos. De esos ojos amplios y nocturnos que algún día me avistaran como el naufrago perdido en que me he convertido. Quiero morder tus labios desbocados y volver del fondo de tu boca, derrotado, junto a tus palabras. Al instante lamer lentamente el azahar de tu sonrisa.
Besar tus orejas para que el sonido quede fuera de los dos y se derrame haciendo eco en nuestro territorio de caminos oscuros.
Y atraco, en el puerto umbrío de tus mejillas, el barco desnudo de mis cinco dedos desplegado como las velas al viento furioso. Las miro, las toco, las beso, me repliego, como un abanico, y las vuelvo a descubrir, a acariciarlas a besarlas de nuevo con esa furia desbocada de animal salvaje en que me he transformado desde que me acosa la noche hambrienta. Por el rumbo de tu nariz crepuscular, encallan las cuatro aberturas de mis dedos infinitos abriendo y derramando los dedos de nuevo sobre tus pómulos y virando hacia la dulce cereza escondida de entre tus labios o el laberinto de amor que sugieren tus orejas
Y ahora bajo por la península estrecha de tu cuello montado en un buque de besos, haciendo bordadas pausadas por la costa invariable de tu pecho embrujado. Dejo que el viento del Norte guiñe el rumbo, placidamente, hacia la blanca espuma de la playa que son tus senos apretados y fondeo en ellos con un ansia brutal mi avariciosa sed de naufrago. Descerrajo la pasión orzando hacia tus exactos pezones de calderas rosadas y me pierdo en esa geografía apasionada. Voy bajando por tu vientre sigiloso, mientras el viento del sur trae aromas del negro olor de bosque inconcluso que se encuentra a jornadas de tu ombligo inacabado. Me detengo y lo circundo, palmo a palmo, con las velas ya hechas jirones. Mis manos de Tierra aprietan la tibia miel de tu breve cintura mientras el enjambre de mis besos pone rumbo, desatado, a tu ardiente copa de espiga de trigo.
La noche se adelgaza trémula y crece como una ola desmedida. La noche de Julio se detiene, orgullosa, como un agua feroz, como un barco roto Y como una gaviota hace círculos… Ahora te hago señales desde tus minúsculos dedos meridionales y tú sonríes a la noche oceánica que golpea en las ventanas, “Carne de greda inocente, cómo recuerdo tu piel. Tengo las manos untadas con la mansedumbre de tu desnudez…”

José Candau

Navegar por tu cuerpo

Déjame navegar del norte al sur de tu cuerpo diminuto. Quiero ir a la fragua oscura de tus cabellos recogidos y beberme el vino oscuro de tus ojos. De esos ojos amplios y nocturnos que algún día me avistaran como el naufrago perdido en que me he convertido. Quiero morder tus labios desbocados y volver del fondo de tu boca, derrotado, junto a tus palabras. Al instante lamer lentamente el azahar de tu sonrisa.
Besar tus orejas para que el sonido quede fuera de los dos y se derrame haciendo eco en nuestro territorio de caminos oscuros.
Y atraco, en el puerto umbrío de tus mejillas, el barco desnudo de mis cinco dedos desplegado como las velas al viento furioso. Las miro, las toco, las beso, me repliego, como un abanico, y las vuelvo a descubrir, a acariciarlas a besarlas de nuevo con esa furia desbocada de animal salvaje en que me he transformado desde que me acosa la noche hambrienta. Por el rumbo de tu nariz crepuscular, encallan las cuatro aberturas de mis dedos infinitos abriendo y derramando los dedos de nuevo sobre tus pómulos y virando hacia la dulce cereza escondida de entre tus labios o el laberinto de amor que sugieren tus orejas
Y ahora bajo por la península estrecha de tu cuello montado en un buque de besos, haciendo bordadas pausadas por la costa invariable de tu pecho embrujado. Dejo que el viento del Norte guiñe el rumbo, placidamente, hacia la blanca espuma de la playa que son tus senos apretados y fondeo en ellos con un ansia brutal mi avariciosa sed de naufrago. Descerrajo la pasión orzando hacia tus exactos pezones de calderas rosadas y me pierdo en esa geografía apasionada. Voy bajando por tu vientre sigiloso, mientras el viento del sur trae aromas del negro olor de bosque inconcluso que se encuentra a jornadas de tu ombligo inacabado. Me detengo y lo circundo, palmo a palmo, con las velas ya hechas jirones. Mis manos de Tierra aprietan la tibia miel de tu breve cintura mientras el enjambre de mis besos pone rumbo, desatado, a tu ardiente copa de espiga de trigo.
La noche se adelgaza trémula y crece como una ola desmedida. La noche de Julio se detiene, orgullosa, como un agua feroz, como un barco roto Y como una gaviota hace círculos… Ahora te hago señales desde tus minúsculos dedos meridionales y tú sonríes a la noche oceánica que golpea en las ventanas, “Carne de greda inocente, cómo recuerdo tu piel. Tengo las manos untadas con la mansedumbre de tu desnudez…”

José Candau

21 de mayo de 2007

Caminos


Caminos recorridos,
recuerdos de ayer, soy lo que fui,
se hizo nada el tiempo,
Rápida niñez, tiempo que viví.
Amigos conjugados en el verbo del pasado.
Recuerdos agitados, no olvidados.
Como luz naciente, rayo de sol,
Una vida larga, primavera en flor.
Lejos del otoño, lejos del dolor,
mas aún del invierno frío,
latente pero lejano,
Para mí casi extraño.
Como canto a mis oídos
las palabras de la abuela,
¡ Falta mucho!
una vida, una galaxia todavía,
un tiempo largo y el dolor,
se acerca cual reflejo en un espejo,
y las marcas de la vida,
en tus manos y en tu cara,
Falta mucho todavía, el invierno llegará.
Ya caminos recorridos y la lluvia,
temporales, tempestades.
..Y se fue como volando,
se fue como escapando,
la flor de juventud,
deshojada por el viento,
desteñida por el sol,
junto a hojas que cayeron, se ha secado.
Se ha elevado con el viento,
buscando otra verdad,
derramando sus semillas en la tierra,
volviendo a comenzar

Soledad Cuevas

Caminos


Caminos recorridos,
recuerdos de ayer, soy lo que fui,
se hizo nada el tiempo,
Rápida niñez, tiempo que viví.
Amigos conjugados en el verbo del pasado.
Recuerdos agitados, no olvidados.
Como luz naciente, rayo de sol,
Una vida larga, primavera en flor.
Lejos del otoño, lejos del dolor,
mas aún del invierno frío,
latente pero lejano,
Para mí casi extraño.
Como canto a mis oídos
las palabras de la abuela,
¡ Falta mucho!
una vida, una galaxia todavía,
un tiempo largo y el dolor,
se acerca cual reflejo en un espejo,
y las marcas de la vida,
en tus manos y en tu cara,
Falta mucho todavía, el invierno llegará.
Ya caminos recorridos y la lluvia,
temporales, tempestades.
..Y se fue como volando,
se fue como escapando,
la flor de juventud,
deshojada por el viento,
desteñida por el sol,
junto a hojas que cayeron, se ha secado.
Se ha elevado con el viento,
buscando otra verdad,
derramando sus semillas en la tierra,
volviendo a comenzar

Soledad Cuevas

14 de mayo de 2007

Como me gustan las cosas de Soledad


Sexy & Romantic glitter graphics from Sexi Luv.com

Es tiempo de abrir cortinas,
Es tiempo de ver siete y mas colores de un arco iris.
Es tiempo de beber aguas corrientes.
Es tiempo de ver mi cara en aguas cristalinas.
Tiempo de secar lágrimas.
Tiempo de dar espacio a una sonrisa.
Es tiempo de lavar las ropas de un ayer.
Es tiempo de ropas limpias.
Es tiempo de soñar con luces, soles y arco iris.
Es tiempo de sacudir la cama.
Es tiempo de cambiar las sabanas.
Tiempo es de alcanzar lo que antes no se pudo.
Tiempo es de practicar el olvido.
Tiempo es de banderas blancas frente al recuerdo.
Tiempo es de sembrar, más no es tiempo aún de cosechar.
Tiempo es de levantar mis alas y volar.
Volar alto, volar y mirar como mira un ave.
Mirar mas allá de lo que puedo.
Tiempo es de tomar tu mano y caminar.
Caminar por el mismo lado, por el mismo espacio, por el mismo lugar.
Tiempo es de compartir tus historias y las mías.
Tiempo en que tú y yo seamos uno.
Es tiempo de tu tiempo y el mío,
Es tiempo de limpiar tu casa, hacerla tuya y mía.
Hoy es tiempo.

Como me gustan las cosas de Soledad


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Es tiempo de abrir cortinas,
Es tiempo de ver siete y mas colores de un arco iris.
Es tiempo de beber aguas corrientes.
Es tiempo de ver mi cara en aguas cristalinas.
Tiempo de secar lágrimas.
Tiempo de dar espacio a una sonrisa.
Es tiempo de lavar las ropas de un ayer.
Es tiempo de ropas limpias.
Es tiempo de soñar con luces, soles y arco iris.
Es tiempo de sacudir la cama.
Es tiempo de cambiar las sabanas.
Tiempo es de alcanzar lo que antes no se pudo.
Tiempo es de practicar el olvido.
Tiempo es de banderas blancas frente al recuerdo.
Tiempo es de sembrar, más no es tiempo aún de cosechar.
Tiempo es de levantar mis alas y volar.
Volar alto, volar y mirar como mira un ave.
Mirar mas allá de lo que puedo.
Tiempo es de tomar tu mano y caminar.
Caminar por el mismo lado, por el mismo espacio, por el mismo lugar.
Tiempo es de compartir tus historias y las mías.
Tiempo en que tú y yo seamos uno.
Es tiempo de tu tiempo y el mío,
Es tiempo de limpiar tu casa, hacerla tuya y mía.
Hoy es tiempo.

1 de mayo de 2007

Digo que no puede decirse el amor


El amor se come como un pan, se muerde como un labio, se bebe como un manantial.

El amor se llora como a un muerto, se goza como un disfraz.

El amor duele como un callo y aturde como un panal

y es sabroso como la uva de cera y como la vida es mortal.

El amor no se dice con nada, ni con palabras ni con callar.

Trata de decirlo el aire y lo está ensayando el mar.

Pero el amante lo tiene prendido, untado en la sangre lunar

y el amor es igual que una brasa y una espiga de sal.

La mano de un manco lo puede tocar, la lengua de un mudo,

los ojos de un ciego, decir y mirar.

El amor no tiene remedio y sólo quiere jugar.

Jaime Sabines
Imagen sacada de la red, si tiene derechos de autor, mandar email y sera retirada.

Digo que no puede decirse el amor


El amor se come como un pan, se muerde como un labio, se bebe como un manantial.

El amor se llora como a un muerto, se goza como un disfraz.

El amor duele como un callo y aturde como un panal

y es sabroso como la uva de cera y como la vida es mortal.

El amor no se dice con nada, ni con palabras ni con callar.

Trata de decirlo el aire y lo está ensayando el mar.

Pero el amante lo tiene prendido, untado en la sangre lunar

y el amor es igual que una brasa y una espiga de sal.

La mano de un manco lo puede tocar, la lengua de un mudo,

los ojos de un ciego, decir y mirar.

El amor no tiene remedio y sólo quiere jugar.

Jaime Sabines
Imagen sacada de la red, si tiene derechos de autor, mandar email y sera retirada.