En el fondo del mar
hay una casa de cristal.
A una avenida
de madréporas
da.
Un gran pez de oro,
a las cinco,
me viene a saludar.
Me trae
un rojo ramo
de flores de coral.
Duermo en una cama
un poco más azul
que el mar.
Un pulpo
me hace guiños
a través del cristal.
En el bosque verde
que me circunda
-din don... din dan-
se balancean y cantan
las sirenas
de nácar verdemar.
Y sobre mi cabeza
arden, en el crepúsculo,
las erizadas puntas del
mar.
Alfonsina Storni
1 comentario:
jajaja este poema
me sono algo curioso...
de pronto vino a mi
memoria el intro de
bob esponga..
¬¬ duuuh... ya seeeee,
me merezco un sape jaja
pero mero eso me recordo
jum!
Publicar un comentario