30 de abril de 2009

Recuerdos





Recordarás aquella quebrada caprichosa

a donde los aromas palpitantes treparon,

de cuando en cuando un pájaro vestido

con agua y lentitud: traje de invierno.

Recordarás los dones de la tierra:

irascible fragancia, barro de oro,

hierbas del matorral, locas raíces,

sortílegas espinas como espadas.

Recordarás el ramo que trajiste,

ramo de sombra y agua con silencio,

ramo como una piedra con espuma.

Y aquella vez fue como nunca y siempre:

vamos allí donde no espera nada

y hallamos todo lo que está esperando.



Neruda

Recuerdos



Recordarás aquella quebrada caprichosa
a donde los aromas palpitantes treparon,
de cuando en cuando un pájaro vestido
con agua y lentitud: traje de invierno.
Recordarás los dones de la tierra:
irascible fragancia, barro de oro,
hierbas del matorral, locas raíces,
sortílegas espinas como espadas.
Recordarás el ramo que trajiste,
ramo de sombra y agua con silencio,
ramo como una piedra con espuma.
Y aquella vez fue como nunca y siempre:
vamos allí donde no espera nada
y hallamos todo lo que está esperando.


Neruda

24 de abril de 2009

Ducha

Imagen sacada de la red


Hacia la ducha vas semidormida,
equilibrando desnudez y toalla,
te observa impúdico el espejo; calla
su tic-tac el reloj, su marcha olvida.

La sombra, que antes te admiró tendida,
ha invitado a la luz, que ahora avasalla
tus miembros pálidos, y al fin estalla
en abrazo de danza retorcida.

El agua te amará, tan blandamente,
como si una caricia transparente
descolgara su adorno hasta los pies.

Y tus manos, pensadas como mías,
transitarán secretas galerías…,
pero, ay, qué triste quedarás después.

Francisco Alvarez Hidalgo

Ducha

Imagen sacada de la red


Hacia la ducha vas semidormida,
equilibrando desnudez y toalla,
te observa impúdico el espejo; calla
su tic-tac el reloj, su marcha olvida.

La sombra, que antes te admiró tendida,
ha invitado a la luz, que ahora avasalla
tus miembros pálidos, y al fin estalla
en abrazo de danza retorcida.

El agua te amará, tan blandamente,
como si una caricia transparente
descolgara su adorno hasta los pies.

Y tus manos, pensadas como mías,
transitarán secretas galerías…,
pero, ay, qué triste quedarás después.

Francisco Alvarez Hidalgo

15 de abril de 2009

AMOR EN PENUMBRAS

Laredo (Cantabria) by Pepe

La noche me invitó a soñar,
en la penumbra de la tenue luz
Esa que invade el alma, el corazón

Luz de un amor
que me envió Jesús.
Dos almas ya,
unidas hace años,
que invitan a seguir por el sendero.

Dos corazones llenos
de amor sincero
que transmiten vivencias a este mundo.
Seguiremos los pasos
en penumbras

De un amor que jamás se morirá.
Oiremos las canciones más profundas
¡dando gracias a Dios
por nuestro hogar!


~Ana María Zacagnino~
http://www.zacagnino.com

AMOR EN PENUMBRAS

Laredo (Cantabria) by Pepe

La noche me invitó a soñar,
en la penumbra de la tenue luz
Esa que invade el alma, el corazón

Luz de un amor
que me envió Jesús.
Dos almas ya,
unidas hace años,
que invitan a seguir por el sendero.

Dos corazones llenos
de amor sincero
que transmiten vivencias a este mundo.
Seguiremos los pasos
en penumbras

De un amor que jamás se morirá.
Oiremos las canciones más profundas
¡dando gracias a Dios
por nuestro hogar!


~Ana María Zacagnino~
http://www.zacagnino.com

10 de abril de 2009

Escúchame Padre

O mentes de éste mundo

¿Porqué envidia y maldad?

¿Porqué mentira y caos?

Donde ha de reinar Paz.


Mentes que nunca pensaron,

que todos somos igual.

A los ojos de Dios Padre,

donde reina amor y paz.


Si todo el mundo supiera,

el hacer bien al hermano.

No existirían las guerras,

no existirían los caos.

Dios tú que estás en todo.

Pon tus manos e ilumina,

a los seres que pecando,

demuestran tristezas,

y no se encaminan.

Hacia buenos puertos,

a rumbos divinos.


Escúchame Padre

¡Te suplico Vida!


Ana María Zacagnino

www.zacagnino.com

Escúchame Padre

O mentes de éste mundo

¿Porqué envidia y maldad?

¿Porqué mentira y caos?

Donde ha de reinar Paz.


Mentes que nunca pensaron,

que todos somos igual.

A los ojos de Dios Padre,

donde reina amor y paz.


Si todo el mundo supiera,

el hacer bien al hermano.

No existirían las guerras,

no existirían los caos.

Dios tú que estás en todo.

Pon tus manos e ilumina,

a los seres que pecando,

demuestran tristezas,

y no se encaminan.

Hacia buenos puertos,

a rumbos divinos.


Escúchame Padre

¡Te suplico Vida!


Ana María Zacagnino

www.zacagnino.com

4 de abril de 2009

Abandonados

Suances (Cantabria) by Pepe

Tocamos la noche con las manos
escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,
sobándola como la piel de una oveja negra.

Nos hemos abandonado al desamor,
al desgano de vivir colectando horas en el vacío,
en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir,
intrascendentes,
sin huellas, ni sol, ni explosiones radiantes de claridad.

Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,
sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.

¿Cómo volver a recapturar el tiempo?

¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,
hacerlo retroceder acobardado
por nuestra inquebrantable decisión?

Pero... quién sabe si podremos recapturar el momento
que perdimos.

Nadie puede predecir el pasado
cuando ya quizás no somos los mismos,
cuando ya quizás hemos olvidado
el nombre de la calle donde alguna
vez pudimos encontrarnos.


Gioconda Belli.

Abandonados

Suances (Cantabria) by Pepe

Tocamos la noche con las manos
escurriéndonos la oscuridad entre los dedos,
sobándola como la piel de una oveja negra.

Nos hemos abandonado al desamor,
al desgano de vivir colectando horas en el vacío,
en los días que se dejan pasar y se vuelven a repetir,
intrascendentes,
sin huellas, ni sol, ni explosiones radiantes de claridad.

Nos hemos abandonado dolorosamente a la soledad,
sintiendo la necesidad del amor por debajo de las uñas,
el hueco de un sacabocados en el pecho,
el recuerdo y el ruido como dentro de un caracol
que ha vivido ya demasiado en una pecera de ciudad
y apenas si lleva el eco del mar en su laberinto de concha.

¿Cómo volver a recapturar el tiempo?

¿Interponerle el cuerpo fuerte del deseo y la angustia,
hacerlo retroceder acobardado
por nuestra inquebrantable decisión?

Pero... quién sabe si podremos recapturar el momento
que perdimos.

Nadie puede predecir el pasado
cuando ya quizás no somos los mismos,
cuando ya quizás hemos olvidado
el nombre de la calle donde alguna
vez pudimos encontrarnos.


Gioconda Belli.