30 de noviembre de 2009

Del brazo del ensueño

Eran esas palabras que nunca dicen nada,
eran esas palabras que significan todo
canciones que rompían nuestro dulce silencio.
Habíamos fundido nuestras almas, henchido
de bendición la vida y quebrado el misterio;
parecía imposibleque el dolor existgiera,
y era una rosa blanca la palidez del cielo.
Yo te amaba... Una mano en torno de tu talle
y otra mano cogida del brazo del ensueño.


Leopoldo Rodríguez Alcalde (Santander 1.920)

Del brazo del ensueño

Eran esas palabras que nunca dicen nada,
eran esas palabras que significan todo
canciones que rompían nuestro dulce silencio.
Habíamos fundido nuestras almas, henchido
de bendición la vida y quebrado el misterio;
parecía imposibleque el dolor existgiera,
y era una rosa blanca la palidez del cielo.
Yo te amaba... Una mano en torno de tu talle
y otra mano cogida del brazo del ensueño.


Leopoldo Rodríguez Alcalde (Santander 1.920)

23 de noviembre de 2009

Alondra de verdad




Déjame acariciarte lentamente,
déjame lentamente comprobarte,
ver que eres de verdad, un continuarte
de ti misma a ti misma extensamente.
Onda tras onda irradian de tu frente
y mansamente, apenas sin rizarte,
rompen sus diez espumas al besarte
de tus pies en la playa adolescente.
Así te quiero, fluida y sucesiva,
manantial tú de ti, agua furtiva,
música para el tacto perezosa.
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.

Gerardo Diego




18 de noviembre de 2009

Eran ayer mis dolores

Añadir imagen
Eran ayer mis dolores
como gusanos de seda
que iban labrando capullos;
hoy son mariposas negras.


¡De cuántas flores amargas
he sacado blanca cera!
¡Oh tiempo en que mis pesares
trabajaban como abejas!


Hoy son como avenas locas,
o cizaña en sementera,
como tizón en espiga,
como carcoma en madera.


¡Oh tiempo en que mis dolores
tenían lágrimas buenas,
y eran como agua de noria
que va regando una huerta!


Hoy son agua de torrente
que arranca el limo a la tierra.

Dolores que ayer hicieron

de mi corazón colmena,
hoy tratan mi corazón
como a una muralla vieja:
quieren derribarlo, y pronto,
al golpe de la piqueta.


Antonio Machado

14 de noviembre de 2009

Contigo aprendí



Para tí


Contigo aprendí, que existen nuevas y mejores emociones,
contigo aprendí, a conocer un mundo nuevo de ilusiones.

Aprendí, que la semana tiene más de siete días,
a hacer mayores mis contadas alegrías,
y a ser dichoso yo contigo lo aprendí.

Contigo aprendí, a ver la luz del otro lado de la luna,
contigo aprendí, que tu presencia no la cambio por ninguna.

Descubrí, que puede un beso ser más dulce y más profundo,
que puedo irme mañana de este mundo,
las cosas buenas ya contigo las viví,
y también aprendí, en que yo nací el día que te conocí.

Armando Manzanero

Contigo aprendí



Para tí


Contigo aprendí, que existen nuevas y mejores emociones,
contigo aprendí, a conocer un mundo nuevo de ilusiones.

Aprendí, que la semana tiene más de siete días,
a hacer mayores mis contadas alegrías,
y a ser dichoso yo contigo lo aprendí.

Contigo aprendí, a ver la luz del otro lado de la luna,
contigo aprendí, que tu presencia no la cambio por ninguna.

Descubrí, que puede un beso ser más dulce y más profundo,
que puedo irme mañana de este mundo,
las cosas buenas ya contigo las viví,
y también aprendí, en que yo nací el día que te conocí.

Armando Manzanero

10 de noviembre de 2009

Coplas por la muerte de su padre I

 Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte
tan callando,

cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;

cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.


Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.



Jorge Manrique.

Coplas por la muerte de su padre I

 Recuerde el alma dormida,
avive el seso y despierte
contemplando
cómo se pasa la vida,

cómo se viene la muerte
tan callando,

cuán presto se va el placer,
cómo, después de acordado,
da dolor;

cómo, a nuestro parecer,
cualquiera tiempo pasado
fue mejor.


Pues si vemos lo presente
cómo en un punto se es ido
y acabado,
si juzgamos sabiamente,
daremos lo no venido
por pasado.
No se engañe nadie, no,
pensando que ha de durar
lo que espera,
más que duró lo que vio
porque todo ha de pasar
por tal manera.



Jorge Manrique.