10 de marzo de 2009

Soneto XVII

Pensando que el camino iba derecho,

vine a parar en tanta desventura

que imaginar no puedo, aun con locura,

algo de que esté un rato satisfecho.



El ancho campo me parece estrecho,

la noche clara para mí es escura,

la dulce compañía amarga y dura

y duro campo de batalla el lecho.



Del sueño, si hay alguno, aquella parte

sola que es ser imagen de la muerte

se aviene con el alma fatigada.



En fin que, como quiera, estoy de arte

que juzgo ya por hora menos fuerte,

aunque en ella me ví, la que es pasada.



Garcilaso de la Vega

Soneto XVII

Pensando que el camino iba derecho,

vine a parar en tanta desventura

que imaginar no puedo, aun con locura,

algo de que esté un rato satisfecho.


El ancho campo me parece estrecho,

la noche clara para mí es escura,

la dulce compañía amarga y dura

y duro campo de batalla el lecho.


Del sueño, si hay alguno, aquella parte

sola que es ser imagen de la muerte

se aviene con el alma fatigada.


En fin que, como quiera, estoy de arte

que juzgo ya por hora menos fuerte,

aunque en ella me ví, la que es pasada.


Garcilaso de la Vega