27 de julio de 2011

Si supieras

Si supieras como sufro
al tenerte como amigo
que amo tu amistad,
pero más a tu cariño.


Si supieras cuantas veces
al tenerte a mi lado,
siento ganas de besarte
y decirte que te amo.


Es tan grande esta pena
de no tener tu amor,
pero me conformo con ser tu amiga
aunque me muera de dolor.

Si supieras

Si supieras como sufro
al tenerte como amigo
que amo tu amistad,
pero más a tu cariño.


Si supieras cuantas veces
al tenerte a mi lado,
siento ganas de besarte
y decirte que te amo.


Es tan grande esta pena
de no tener tu amor,
pero me conformo con ser tu amiga
aunque me muera de dolor.

13 de julio de 2011

En la piel de tus deseos


Desnudándome de toda mi necesidad,
vistiéndome en la piel de tus deseos;
hoy me abandono, me entrego por entero
a la dicha sublime de ser feliz en tu felicidad.

Si anhelas con desvelo la pureza del compromiso,
ofrezco algo más noble que un millón de anillos:
este íntimo deseo, puro en su esencia divina,
manantial infinito de todos mis sentidos;
este íntimo deseo de compartir toda la vida,
este íntimo deseo de compartirla... ¡Sólo contigo!

Si acaso un sentimiento sincero esperas,
abandona su búsqueda en las estrellas;
recuéstate plácidamente en tu interior
y hallarás los ecos de cada latido
de este incondicional corazón mío...
¡Que hace tiempo sólo late por tu amor!

(Fabián Ruiz)

En la piel de tus deseos


Desnudándome de toda mi necesidad,
vistiéndome en la piel de tus deseos;
hoy me abandono, me entrego por entero
a la dicha sublime de ser feliz en tu felicidad.

Si anhelas con desvelo la pureza del compromiso,
ofrezco algo más noble que un millón de anillos:
este íntimo deseo, puro en su esencia divina,
manantial infinito de todos mis sentidos;
este íntimo deseo de compartir toda la vida,
este íntimo deseo de compartirla... ¡Sólo contigo!

Si acaso un sentimiento sincero esperas,
abandona su búsqueda en las estrellas;
recuéstate plácidamente en tu interior
y hallarás los ecos de cada latido
de este incondicional corazón mío...
¡Que hace tiempo sólo late por tu amor!

(Fabián Ruiz)

7 de julio de 2011

Nuestro labios


El roce de nuestro labios
es una explosión,
de nuestra pasión
que hace que nuestro cuerpo,
se estremece...

Sentir como nuestros corazones
se unían en uno solo,
que nuestro cuerpo deseaban
sentirse uno al otro...

El roce de nuestros labios,
hacia mucho tiempo que lo deseaba,
ahora que por primera vez,
los he besado,
he sentido como si fuéramos
una sola persona....

Jessica Púa Castillo

Nuestro labios


El roce de nuestro labios
es una explosión,
de nuestra pasión
que hace que nuestro cuerpo,
se estremece...

Sentir como nuestros corazones
se unían en uno solo,
que nuestro cuerpo deseaban
sentirse uno al otro...

El roce de nuestros labios,
hacia mucho tiempo que lo deseaba,
ahora que por primera vez,
los he besado,
he sentido como si fuéramos
una sola persona....

Jessica Púa Castillo

4 de julio de 2011

Deseo

Imagen sacada de la red, si tiene derechos de autor, mandar email y sera retirada.

Flamear de ondulada cabellera
izando la cabeza en roja nube;
una marea de calor te sube
bajo la piel de lirio viajera.

Cierras los ojos y le ves al lado;
abres los ojos y le ves ausente;
y decides cerrarlos nuevamente,
y abandonarte entera a su cuidado.

La palma de una mano ilimitada
tiembla sobre tus senos extendida,
y un árbol de raíz estremecida
en tu interior propaga su enramada.

En el vientre, en los brazos, en el cuello,
un despertar de frutos suculentos
desata el hambre de los sentimientos,
en confuso y erótico atropello.

Seca la boca, ahogada del gemido,
es incapaz de pronunciar su nombre;
ni voz ni rostro tiene, es sólo un hombre,
sólo una sombra en un placer prohibido.

Cómo te resquebrajas del deseo,
en soledad, sin recibir ayuda;
ofrenda de mujer, toda desnuda,
Julieta solitaria, sin Romeo.

Francisco Álvarez Hidalgo.

Deseo

Imagen sacada de la red, si tiene derechos de autor, mandar email y sera retirada.

Flamear de ondulada cabellera
izando la cabeza en roja nube;
una marea de calor te sube
bajo la piel de lirio viajera.

Cierras los ojos y le ves al lado;
abres los ojos y le ves ausente;
y decides cerrarlos nuevamente,
y abandonarte entera a su cuidado.

La palma de una mano ilimitada
tiembla sobre tus senos extendida,
y un árbol de raíz estremecida
en tu interior propaga su enramada.

En el vientre, en los brazos, en el cuello,
un despertar de frutos suculentos
desata el hambre de los sentimientos,
en confuso y erótico atropello.

Seca la boca, ahogada del gemido,
es incapaz de pronunciar su nombre;
ni voz ni rostro tiene, es sólo un hombre,
sólo una sombra en un placer prohibido.

Cómo te resquebrajas del deseo,
en soledad, sin recibir ayuda;
ofrenda de mujer, toda desnuda,
Julieta solitaria, sin Romeo.

Francisco Álvarez Hidalgo.