- Sólo yo sigo el movimiento
- sensual de tu boca.
- Tan sólo para mí
- eres la más hermosa de todas.
- Solamente yo en toda esta ciudad,
- perdido entre la gente, busco tu rostro.
- Todas las calles me llevan
- sin darme cuenta hacia tus ojos,
- todos mis deseos como un río
- desembocan en tu cuerpo,
- en tu cálido y mediterráneo cuerpo.
- Tu cuerpo, que no es distinto a otros cuerpos
- y sin embargo... es tan distinto,
- tal vez... porque únicamente yo conozco
- los secretos que guarda tu cuerpo...
- Fértil como la buena tierra,
- generoso, como un buen vino,
- fresco como el aíre de la sierra
- abundante, como el verde en primavera,
- tu cuerpo..., claro como la luz del día,
- misterioso como la noche oscura,
- oloroso como un manzano,
- inquietante como el mar revuelto.
- ¡Cuantas veces he navegado por ese mar,
- sin haber naufragado nunca!
- Y no lo digo por jactancia.
-
- Conozco tu cuerpo como la palma de mi mano,
- como el jardinero los nombres de las plantas,
- como el alfarero la arcilla que moldea,
- como su antiguo oficio el artesano
- y los siete mares el viejo marinero.
- Lo conozco por dentro y por fuera,
- de norte a sur, me lo sé de memoria,
- sendero por sendero, colina por colina,
- bosque por bosque, monte por monte,
- como una lección de geografía;
- lo conozco como el poema que más me gusta,
- me lo se de memoria.
- Tu cuerpo, milagroso como las manos de un cirujano.
- Gian Franco Pagliaro
23 de marzo de 2011
Tu cuerpo
Tu cuerpo
- Sólo yo sigo el movimiento
- sensual de tu boca.
- Tan sólo para mí
- eres la más hermosa de todas.
- Solamente yo en toda esta ciudad,
- perdido entre la gente, busco tu rostro.
- Todas las calles me llevan
- sin darme cuenta hacia tus ojos,
- todos mis deseos como un río
- desembocan en tu cuerpo,
- en tu cálido y mediterráneo cuerpo.
- Tu cuerpo, que no es distinto a otros cuerpos
- y sin embargo... es tan distinto,
- tal vez... porque únicamente yo conozco
- los secretos que guarda tu cuerpo...
- Fértil como la buena tierra,
- generoso, como un buen vino,
- fresco como el aíre de la sierra
- abundante, como el verde en primavera,
- tu cuerpo..., claro como la luz del día,
- misterioso como la noche oscura,
- oloroso como un manzano,
- inquietante como el mar revuelto.
- ¡Cuantas veces he navegado por ese mar,
- sin haber naufragado nunca!
- Y no lo digo por jactancia.
-
- Conozco tu cuerpo como la palma de mi mano,
- como el jardinero los nombres de las plantas,
- como el alfarero la arcilla que moldea,
- como su antiguo oficio el artesano
- y los siete mares el viejo marinero.
- Lo conozco por dentro y por fuera,
- de norte a sur, me lo sé de memoria,
- sendero por sendero, colina por colina,
- bosque por bosque, monte por monte,
- como una lección de geografía;
- lo conozco como el poema que más me gusta,
- me lo se de memoria.
- Tu cuerpo, milagroso como las manos de un cirujano.
- Gian Franco Pagliaro
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