27 de noviembre de 2011

Amor de tarde




Es una lástima que no estés conmigo 
cuando miro el reloj y son las cuatro 
y acabo la planilla y pienso diez minutos 
y estiro las piernas como todas las tardes 
y hago así con los hombros para aflojar la espalda 
y me doblo los dedos y les saco mentiras. 

Es una lástima que no estés conmigo 
cuando miro el reloj y son las cinco 
y soy una manija que calcula intereses 
o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas 
o un oído que escucha como ladra el teléfono 
o un tipo que hace números y les saca verdades. 

Es una lástima que no estés conmigo 
cuando miro el reloj y son las seis. 
Podrías acercarte de sorpresa 
y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos 
yo con la mancha roja de tus labios 
tú con el tizne azul de mi carbónico.

Mario Benedetti