20 de febrero de 2014

Primera vez

Imagen sacada de la red
 
Eras entre mis manos, inesperadamente,
como una sombra tímida, como una lluvia blanda,
como un pájaro tibio. Tu mirada inocente
era umbral de sorpresas que cada roce agranda.

Llegaste como un ángel que hubiera tropezado
sobre el borde impreciso de su nube espumosa,
descubriendo paisajes de que nadie le ha hablado,
y anclado en la fragancia de su primera rosa.

Arropada en silencio y en temblores, querías;
ni tu mente en recelo ni tu piel en rechazo;
se solidificaban las viejas fantasías
en genuino despliegue de arrebatado abrazo.

Tus ojos, que en principio de timidez me hablaban,
fueron gritando audacias, y marginé mis frenos;
y te fui desnudando, paso a paso, y doblaban
campanas en tus venas al liberar los senos.

Ah, qué metamorfosis se operó en ese instante.
La cohibida paloma se transformó en halcón,
la gacela, en pantera, y en decidida amante
la mocita que apenas sabía su lección.

Eras entre mis manos, inesperadamente,
deslumbrador relámpago, tormenta de agua y fuego,
no eras pájaro tibio, sino febril serpiente
cuya espiral me estrecha, en seriedad y en juego.

Francisco Álvarez Hidalgo

Primera vez

Imagen sacada de la red
 
Eras entre mis manos, inesperadamente,
como una sombra tímida, como una lluvia blanda,
como un pájaro tibio. Tu mirada inocente
era umbral de sorpresas que cada roce agranda.

Llegaste como un ángel que hubiera tropezado
sobre el borde impreciso de su nube espumosa,
descubriendo paisajes de que nadie le ha hablado,
y anclado en la fragancia de su primera rosa.

Arropada en silencio y en temblores, querías;
ni tu mente en recelo ni tu piel en rechazo;
se solidificaban las viejas fantasías
en genuino despliegue de arrebatado abrazo.

Tus ojos, que en principio de timidez me hablaban,
fueron gritando audacias, y marginé mis frenos;
y te fui desnudando, paso a paso, y doblaban
campanas en tus venas al liberar los senos.

Ah, qué metamorfosis se operó en ese instante.
La cohibida paloma se transformó en halcón,
la gacela, en pantera, y en decidida amante
la mocita que apenas sabía su lección.

Eras entre mis manos, inesperadamente,
deslumbrador relámpago, tormenta de agua y fuego,
no eras pájaro tibio, sino febril serpiente
cuya espiral me estrecha, en seriedad y en juego.

Francisco Álvarez Hidalgo

17 de febrero de 2014

Dame la mano



Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás, 

 porque seremos una danza
en la colina y nada más...


Gabriela Mistral 

Dame la mano



Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más...

El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.

Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás, 
 porque seremos una danza
en la colina y nada más...

Gabriela Mistral 

5 de febrero de 2014

Bienvenida



Se me ocurre que vas a llegar distinta 
no exactamente más linda,
ni más fuerte, ni más dócil, ni más cauta
tan solo que vas a llegar distinta

como si esta temporada de no verme
te hubiera sorprendido a vos también
quizá porque sabes
cómo te pienso y te enumero


después de todo la nostalgia existe
aunque no lloremos en los andenes fantasmales
ni sobre las almohadas de candor
ni bajo el cielo opaco
yo nostalgio, tu nostalgias
y cómo me revienta que él, nostalgie
tu rostro es la vanguardia
tal vez llega primero
porque lo pinto en las paredes

con trazos invisibles y seguros
no olvides que tu rostro
me mira como pueblo
sonríe y rabia y canta
como pueblo
y eso te da una lumbre
inapagable
ahora no tengo dudas
vas a llegar distinta y con señales
con nuevas
con hondura
con franqueza

sé que voy a quererte sin preguntas
sé que vas a quererme sin respuestas.

Mario Benedetti