20 de enero de 2015

Amor de tarde



Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las cuatro

y acabo la planilla y pienso diez minutos

y estiro las piernas como todas las tardes

y hago así con los hombros para aflojar la espalda

y me doblo los dedos y les saco mentiras.


Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las cinco 

y soy una manija que calcula intereses 

o dos manos que saltan sobre cuarenta teclas 

o un oído que escucha como ladra el teléfono 

o un tipo que hace números y les saca verdades. 



Es una lástima que no estés conmigo

cuando miro el reloj y son las seis. 

Podrías acercarte de sorpresa 

y decirme "¿Qué tal?" y quedaríamos 

yo con la mancha roja de tus labios 

tú con el tizne azul de mi carbónico.

Mario Benedetti