28 de marzo de 2014

Canto II a Teresa


¿Por qué volvéis a la memoria mía,
Tristes recuerdos del placer perdido,
A aumentar la ansiedad y la agonía
De este desierto corazón herido?
¡Ay!, que de aquellas horas de alegría
Le quedó al corazón sólo un gemido,
¡Y el llanto que al dolor los ojos niegan,
Lágrimas son de hiel que el alma anegan!

 

¿Dónde volaron, ¡ay!, aquellas horas
De juventud, de amor y de ventura,
Regaladas de músicas sonoras,
Adornadas de luz y de hermosura?
Imágenes de oro bullidoras,
Sus alas de carmín y nieve pura,
Al sol de mi esperanza desplegando,
Pasaban, ¡ay!, a mi alrededor cantando.

José de Espronceda