27 de mayo de 2009

Al descubierto

Sólo vestida de tu piel, no tienes
que disfrazarte de mujer mundana;
eres quien eres, noble cortesana
o doncella vestal, o te mantienes

en equilibrio entre ambas. Cuando vienes
hacia mí puedo ver a la sultana
señorial de Estambul, o a la serrana
que al Arcipreste ofrece parabienes.

Pero te veo a ti, vital, primaria,
más allá de barniz e indumentaria,
sin forma ni color artificiales.

Desnuda eres auténtica, más viva,
y a la vez más sensual, más impulsiva,
despojada de efectos teatrales.

Francisco Álvarez Hidalgo

Los Angeles, 18 de junio de 2006

Soneto Nº 1487

Al descubierto

Sólo vestida de tu piel, no tienes
que disfrazarte de mujer mundana;
eres quien eres, noble cortesana
o doncella vestal, o te mantienes

en equilibrio entre ambas. Cuando vienes
hacia mí puedo ver a la sultana
señorial de Estambul, o a la serrana
que al Arcipreste ofrece parabienes.

Pero te veo a ti, vital, primaria,
más allá de barniz e indumentaria,
sin forma ni color artificiales.

Desnuda eres auténtica, más viva,
y a la vez más sensual, más impulsiva,
despojada de efectos teatrales.

Francisco Álvarez Hidalgo

Los Angeles, 18 de junio de 2006

Soneto Nº 1487