30 de octubre de 2010

Esa noche

Playa Salvé ® Pepe


Cuando la noche abraza el atardecer

y los sentidos se pierden en ella,

es cuando las olas abrazan la arena

y nuestros cuerpos, juntos, ardientes,

se dejan llevar de una pasión irrefrenable.


Esa luna espiando entre las sombras,

bañando de plata nuestros cuerpos,

es sin duda, testigo de nuestro amor,

testigo de esa pasión desenfrenada,

corriendo como loca (la pasión), sin parar.

Pepe



Esa noche





Cuando la noche abraza el atardecer
y los sentidos se pierden en ella,
es cuando las olas abrazan la arena
y nuestros cuerpos, juntos, ardientes,
se dejan llevar de una pasión irrefrenable.

Esa luna espiando entre las sombras,
bañando de plata nuestros cuerpos,
es sin duda, testigo de nuestro amor,
testigo de esa pasión desenfrenada,
corriendo como loca (la pasión), sin parar.

Pepe

27 de octubre de 2010

Intenciones

Imagen sacada de la red

No intento ser el gran amor de tu vida,
ese que te exige, te demanda y luego te olvida.
Simplemente intento ser ese que disfruta
cada instante, cada segundo de tu compañía.
Ese que en aquella noche de verano
bajo un cielo repleto de estrellas,
encontró en un abrazo, en un beso tuyo,
la felicidad que creía perdida.

No quiero ser tu dueño, tu pastor, tu guía,
ese que te dice lo que tienes que hacer y luego te margina.
Simplemente intento ser ese que te quiere y te mima.
Ese que en aquella madrugada de desvelo,
feliz, extasiado, intensamente disfrutó
de la paz de tu rostro mientras dormías...

No me interesa ir de visita por tu vida,
ser el gran señor que te llena de cosas
por fuera y por dentro te vacía.
Sólo intento ser el que te provoque una sonrisa,
ese que aquel día poniéndose romántico,
enmarcó la belleza de tu rostro
y le escribió una dulce poesía.

No me gustaría ser ese que de rodillas suplica tu amor,
ese que te tortura y lastima con su fuerte obsesión.
Solamente ansío ser aquel que naturalmente desees,
ese que en una impensada y casual noche
fue dueño de tu confianza por única vez,
protagonista sin ninguna restricción
de la completa entrega de tu pasión.

Sólo intento ser aquel que te pueda enseñar:
que quizás exista el amor eterno,
que tal vez la felicidad tenga dueño,
que cada instante compartido
puede ser un mágico sueño
del que no se quiere despertar...

Sólo pretendo ser únicamente yo,
ese loco perdido que te quiere,
ese poeta que se anima a decir
sin miedos todo lo que siente:

¡Te amo intensamente
cómo ayer, cómo hoy,
cómo lo haré siempre!

(Fabián Ruiz)

Intenciones

Imagen sacada de la red

No intento ser el gran amor de tu vida,
ese que te exige, te demanda y luego te olvida.
Simplemente intento ser ese que disfruta
cada instante, cada segundo de tu compañía.
Ese que en aquella noche de verano
bajo un cielo repleto de estrellas,
encontró en un abrazo, en un beso tuyo,
la felicidad que creía perdida.

No quiero ser tu dueño, tu pastor, tu guía,
ese que te dice lo que tienes que hacer y luego te margina.
Simplemente intento ser ese que te quiere y te mima.
Ese que en aquella madrugada de desvelo,
feliz, extasiado, intensamente disfrutó
de la paz de tu rostro mientras dormías...

No me interesa ir de visita por tu vida,
ser el gran señor que te llena de cosas
por fuera y por dentro te vacía.
Sólo intento ser el que te provoque una sonrisa,
ese que aquel día poniéndose romántico,
enmarcó la belleza de tu rostro
y le escribió una dulce poesía.

No me gustaría ser ese que de rodillas suplica tu amor,
ese que te tortura y lastima con su fuerte obsesión.
Solamente ansío ser aquel que naturalmente desees,
ese que en una impensada y casual noche
fue dueño de tu confianza por única vez,
protagonista sin ninguna restricción
de la completa entrega de tu pasión.

Sólo intento ser aquel que te pueda enseñar:
que quizás exista el amor eterno,
que tal vez la felicidad tenga dueño,
que cada instante compartido
puede ser un mágico sueño
del que no se quiere despertar...

Sólo pretendo ser únicamente yo,
ese loco perdido que te quiere,
ese poeta que se anima a decir
sin miedos todo lo que siente:

¡Te amo intensamente
cómo ayer, cómo hoy,
cómo lo haré siempre!

(Fabián Ruiz)

19 de octubre de 2010

Acontecimientos

Playa Salvé de Laredo (Cantabria) by ® Pepe

Estar como una ola
encrespada en el suave
murmullo de tu sangre.

Dormitar prendida de tus bordes
acurrrucado pelo derramado en tu hombro
sostenido en la caricia de tu mano.

Decir sin hablar
cosas dichas desde el principio,
desde el primer apareamiento de un hombre y
una mujer
que se descubren
descubriendo el mundo.

Ser este animalito dulce
que te busca con los ojos abiertos
y piensa que la vida es hermosa, intensa,
inesperadamente nueva.

Gioconda Belli

Acontecimientos



Estar como una ola
encrespada en el suave
murmullo de tu sangre.

Dormitar prendida de tus 
bordes acurrrucado pelo 
derramado  en tu hombro
sostenido en la caricia de tu mano.

Decir sin hablar cosas dichas 
desde el principio, desde el primer 
apareamiento de un hombre y 
una mujer que se descubren
descubriendo el mundo.

Ser este animalito dulce
que te busca con los ojos abiertos
y piensa que la vida es hermosa, 

intensa, inesperadamente nueva.

Gioconda Belli

13 de octubre de 2010

Íntima locura

Imagen sacada de la red


Joven, esposa y madre: qué distante
tu beso respetable en la mejilla;
¿cómo explicar que el roce en la rodilla
más que fortuito fue intención galante?

¿Cómo, desde mi verso vacilante,
decirte que en mí llevo una semilla
con vocación fecunda de gavilla,
de amigo transformándose en amante?

Joven y madre, descuidada esposa,
desencantada de uno, y jubilosa
por quienes reproducen tu figura.

Dejé tus labios de mis besos llenos,
abrí tu blusa, acaricié tus senos,
y aún no conoces mi íntima locura.

Francisco Álvarez Hidalgo

4 de octubre de 2010

Canción de la vida profunda

Playa de Ris
Playa de Rís en Noja (Cantabria) ® Pepe

El hombre es cosa vana, variable y ondeante


Montaionh

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría.
La vida es clara, undívaga y abierta como el mar. .

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan placidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo!, ¡lagunas de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal:
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también ¡Oh Tierra! un día..- un día-... un día
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables.
Un día en que ya nadie nos puede retener!.
Porfirio Barba-Jacob

Canción de la vida profunda

Playa de Ris


El hombre es cosa vana, variable y ondeante


Montaionh

Hay días en que somos tan móviles, tan móviles,
como las leves briznas al viento y al azar.
Tal vez bajo otro cielo la Gloria nos sonría.
La vida es clara, undívaga y abierta como el mar. .

Y hay días en que somos tan fértiles, tan fértiles,
como en abril el campo, que tiembla de pasión:
bajo el influjo próvido de espirituales lluvias,
el alma está brotando florestas de ilusión.

Y hay días en que somos tan placidos, tan plácidos...
-¡niñez en el crepúsculo!, ¡lagunas de zafir!-
que un verso, un trino, un monte, un pájaro que cruza,
y hasta las propias penas nos hacen sonreír.

Y hay días en que somos tan sórdidos, tan sórdidos,
como la entraña obscura de obscuro pedernal:
la noche nos sorprende con sus profusas lámparas,
en rútilas monedas tasando el Bien y el Mal.

Y hay días en que somos tan lúbricos, tan lúbricos,
que nos depara en vano su carne la mujer:
tras de ceñir un talle y acariciar un seno,
la redondez de un fruto nos vuelve a estremecer.
Y hay días en que somos tan lúgubres, tan lúgubres,
como en las noches lúgubres el llanto del pinar.
El alma gime entonces bajo el dolor del mundo
y acaso ni Dios mismo nos pueda consolar.

Mas hay también ¡Oh Tierra! un día..- un día-... un día
en que levamos anclas para jamás volver...
Un día en que discurren vientos ineluctables.
Un día en que ya nadie nos puede retener!.
Porfirio Barba-Jacob