16 de agosto de 2008

Cénit

Imagen sacada de la red

Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú te unas con mi vida
y me completes así todo;
hasta que mi mitad de luz se cierre
con mi mitad de sombra
—y sea yo equilibrio eterno
en la mente del mundo:
unas veces, mi medio yo, radiante;
otras, mi otro medio yo, en olvido—.

Yo no seré yo, muerte,
hasta que tú, en tu turno, vistas
de huesos pálidos mi alma.


Juan Ramón Jimenez

1 comentario:

Ana dijo...

Precisamente anoche leía a Miguel Hernández en estos momentos de consternación y tristeza.

No nacemos para morir, vivimos para sentir y compartir.

Un cariñoso saludo.