Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros.
Zarzas, malezas, jarales.
Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.
Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos,
caminando un cazador.
Antonio Machado
2 comentarios:
Hay que ser un gran poeta, como Machado, para sacarle tanto partido a un cazador. Besos.
Quiero felicitarte por tu blog,está estupendo, precioso, me gusta mucho.
Dicen por ahi que.....renovarse o morir.
saludos de mari
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