8 de octubre de 2008

Amanecer de otoño


Una larga carretera
entre grises peñascales,
y alguna humilde pradera
donde pacen negros toros.

Zarzas, malezas, jarales.

Está la tierra mojada
por las gotas del rocío,
y la alameda dorada,
hacia la curva del río.

Tras los montes de violeta
quebrado el primer albor:
a la espalda la escopeta,
entre sus galgos agudos, 
caminando un cazador.

Antonio Machado

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hay que ser un gran poeta, como Machado, para sacarle tanto partido a un cazador. Besos.

Anónimo dijo...

Quiero felicitarte por tu blog,está estupendo, precioso, me gusta mucho.
Dicen por ahi que.....renovarse o morir.

saludos de mari