Al tramontar del sol, la ninfa mía, de flores despojando el verde llano, cuantas troncaba la hermosa mano, tantas el blanco pie crecer hacía. |
Ondeábale el viento que corría el oro fino con error galano, cual verde hoja de álamo lozano se mueve al rojo despuntar del día; |
mas luego que ciñó sus sienes bellas de los varios despojos de su falda -término puesto al oro y a la nieve-, |
juraré que lució más su guirnalda con ser de flores, la otra ser de estrellas, que la que ilustra el cielo en luces nueve. |
11 de febrero de 2011
Bonito soneto
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